elarquitecto
Otro de mis referentes culturales en mi mórbida fascinación con los genocidios es el mega-documental Shoah. Una cosa queda clarísima. Una cosa es la versión oficial donde todo el mundo se hace el longui sobre lo que está pasando. Y luego otra cosa es lo que la gente comenta, percibe y piensa sobre la realidad. En los campos de exterminio en Polonia en teoría nadie sabía nada. Pero en realidad toda la gente de la zona sabía perfectamente que iban trenes cargados de gente medio moribunda y no volvían. Y que encima se beneficiaban de las casas de los vecinos judíos que de repente ya no estaban. Vamos, que sabían perfectamente lo que había.
Lo mismo contaba Primo Levi en Si esto es un hombre. El intercambio comercial con los campos de concentración ("los buenos", donde sólo te mataban un año después de disentería y hambre y extenuación. En los de exterminio no durabas una hora) de los vecinos de alrededor era constante.
Todo dios sabía lo que pasaba. Pero mantenían la versión oficial como la realidad social. Pero la realidad realidad la saben todos.
Es significativo escuchar esas conversaciones. Cuando los soldados les dicen a las perras de sus mujeres que han matado niños y mujeres e inocentes las perras dicen "calla, calla!". No quieren saber. No quieren saber porque ya saben y elevar lo innombrable al ámbito de la realidad es insufrible. Es mejor quedarse en el ámbito del meme ultranacionalista donde los Rusos son conquistadores y libertadores del pueblo Ucraniano, o donde la sección femenina de las Hitler Jügend (o como se llamara. EDITO: "League of German Girls") y sus ofrendas florales eran la realidad del nazismo nihilista.
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En Rusia saben de qué va la vaina, lo que pasa es que muchos deciden que es más conveniente quedarse con la versión blanqueada y gloriosa.
No recuerdas en el juicio a los golpistas lazis? Todo dios pillaba pasta, sabían de qué iba la vaina del proces.