bueeeno, la contraofensiva anti-pisitófila está teniendo éxito, más que los ucranianos tomando izium!
no lo digo yo, lo dice ppcc
https://www.transicionestructural.net/index.php?PHPSESSID=vik8e4fgpudpt9rr17vsfsc3r1&topic=2578.msg204659#msg204659
'THAT’S A GOOD THING' Y EL AGUACHIRLE DE «LA POCA QUITA Y LA MUCHA ESPERA».—
Ha llegado el momento de proclamar, complementando la retórica bancocentralista, que LA CORRECCIÓN VALORATIVA INMOBILIARIA ES EL VERDADERO OBJETIVO DE LAS HOSTILIDADES BANCOCENTRALISTAS EN TODO EL MUNDO, solo que no puede expresarse así, dado el tabú inmobiliario, salvo en foros como este amparados por el pseudoanonimato de internet.
El Ladrillo, parásito de tu bolsillo.
Este es el nuevo meme implícito en la nueva retórica bancocentralista.
Decir que la inflación es un fenómeno monetario es como decir que, si te pegan un tiro, es un fenómeno balístico.
Decir que una crisis es financiera es tan tautológico como decir que una enfermedad es un problema de salud.
Está habiendo una gran coordinación de bancos centrales en todo el mundo en lo que eufemísticamente llaman 'retirada de estímulos por causa de la inflación', aunque nunca hubo estímulos, sino control del fuego de la mecha de una bomba, por lo que ahora no puede haber retirada de algo que nunca existió. La coordinación se extiende a los economistas orgánicos. Empezó después del verano de 2021. Es todo bastante enrevesado porque se trata del tabú inmobiliario. Estamos en la transición estructural del popularcapitalismo al siguiente modelo de dinero fortísimo y planificación central, y en el punto final a la consideración de la vivienda básica, no como el producto de primera necesidad que es, sino como (falso) ahorro del pobre.
En síntesis, la actual retórica bancocentralista va dirigida a contrarrestar tres negacionismos:
— que el ajuste inmobiliario no haría falta; y sí que hace falta; hace falta un 'reset', de modo habrá hostilidad monetaria hasta que no se produzca la corrección valorativa inmobiliaria, exhortándose a hablar mal de la 'himbersión' inmobiliaria y a señalarla como causa de la causa de la crisis;
— que la inflación no es transitoria, aunque sí lo es, ya que decir la verdad:
• debilitaría la eficacia psicoeconómica de la hipotética 'retirada de estímulos', decimos hipotética porque los tipos nominales cero, incluso negativos, y las oleadas de expansión cuantitativa nunca tuvieron como finalidad estimular nada, sino que eran oficialmente naturales, dado el iceberg inflacionario y el supermegahiperendeudamiento; y
• equivaldría a tachar de prematuras la 'pasteurización' y la cesación de la expansión cuantitativa, de modo que se descontaría un escenario de pronta vuelta a las andadas que enervaría el esfuerzo estructuraltransicionista; y
— que el dólar estadounidense no está sobrevaloradísimo, aunque depreciarlo. incluso solo un poco, haya pasado de conveniente a urgente en todo el mundo, economía norteamericana incluida.
Por este sesgo retórico, tenemos que hablar con la boca pequeña de que la inflación es indeseablemente persistente, incluso, usando términos poéticos 'ofertademandísticos', no contables. Pero en sitios de internet como este podemos ayudar a las autoridades ofreciendo la lectura entre líneas.
Por ello, los que hablan de la inflación actual sin calificarla de rota y rara, y la conectan con la expansión monetaria previa o dicen que se trata de una inflación convencional 'de demanda' o 'de oferta' (costes o autoconstruida), pertenecen a uno de estos dos grupos:
— o son los malos
— o son los buenos, que saben que esta inflación no es canónica, sino arbitraria, pero hay que hablar de ella para facilitar las cosas.
La dicotomía moral entre malos-buenos no es solo nuestra ya. Acaba de ser usada por la Fed (vid. infra).
Permanece sin refutación desde los primeros días del poskeynesianimo que la facilidad credicitia no es la causa de ninguna burbuja o reburbuja. Tampoco, la dificultad crediticia lo que las pinchan. Solo realimentan los procesos de al alza, primero, o a la baja, después.
El pinchazo de la reburbuja inmobiliaria es un proceso que lleva en marcha desde hace mucho tiempo, cuando los tres agentes económicos —familias, empresas y Estados— alcanzaban sus límites de endeudamiento (punto en el que los ingresos ordinarios no bastan para honrar razonablemente la deuda existente). Las autoridades no han estimulado nada durante estos años. Se han limitado a controlar el incendio de la mecha de la bomba que está estallando ahora:
Vean cómo el poder político en EEUU señala a la orgía inmobiliaria como causa de la causa de la crisis:
https://www.whitehouse.gov/cea/written-materials/2021/09/09/housing-prices-and-inflation/
— «Shelter makes up nearly a third of the basket for CPI inflation, and 40 percent of the basket for core CPI.»
Y vean cómo aflora la nueva retórica en los medios de comunicación españoles tradicionalmente proinmobiliarios:
https://www.eleconomista.es/economia/noticias/11951364/09/22/La-vivienda-es-la-culpable-de-la-inflacion-en-EEUU-y-los-precios-del-alquiler-no-pronostican-nada-bueno.html
La correccción valorativa empieza a extenderse en EEUU donde más duele en la ecuación precios-intereses-alquileres:
https://www.businessinsider.com/rent-prices-fell-august-first-time-in-20-months-2022-9?nr_email_referer=1
— «The housing-market cooldown is finally bleeding over into the rental market.»
— «We're seeing a complete reversal of market conditions.»
— «Rents in San Francisco slid -0.9% over the month.»
Los usureros inmobiliarios, sensibles al cambio de retórica oficial, está entonando el «bueno, vale, sí... pero la quita será poca y la espera, larga».
Ya veremos.
En las burbujas y reburbujas, ninguna agonía es larga. Y no se habla de pinchazo si no se supera el -50%. Siempre se pasa del aterrizaje suave al aterriza como puedas. Y sucede rápidamente. No se puede extrapolar el Pinchazo 2006-2010 al Repinchazo de ahora porque entonces las autoridades tenían las manos atadas a la espalda por lo anegados de basura inmobiliaria e hipotecaria que estaban los bancos. Además, estamos en otra etapa del duelo. Entonces las mayorías naturales estaban recibiendo la noticia. Primero, la negaron. Luego, llenos de ira, se echaron al monte resentidísimos contra el sistema, que les quitaba su juguetito (bréxit, trumpismo, procés, inflación rara). Bueno, pues ahora toca la negociación. Después vendrá la depresión. Y, finalmente, la aceptación.
Ahora la negociación también es y va a seguir siendo irracional. Piensen que el centro del imperio es protestante y que Lutero dijo aquello de que «la razón es la mayor puta del diablo». Pero lo importante es que el popularcapitalismo nos ha convertido a todos en débiles mentales, duros con las personas de nuestro entorno próximo, pero blandos para afrontar los problemas. El «si lo piensas no te metes» y la violencia moral (Efecto Suegra) han sido clave en la burbuja/reburbuja popularcapitalista.
Las pensiones, la sanidad y la educación corren peligro cierto. Son madera que los nuevos resentidos pueden quemar para intentar ganar un poco más de tiempo. De ahí el miedo que las autoridades tienen a que la consigna de la «quita poca y espera larga» sea un riesgo que llegue a materializarse, razón por la que redoblan el ritmo de la pasteurización e intensifican la hostilidad contra la drogadicción que están curando.
En esta clave es como hay que interpretar las declaraciones de Powell (Fed), del día 21 de septiembre, ampliatorias de las que hizo el 15 junio sobre la necesidad del 'reset' inmobiliario. Ahora nos ofrece un panorama más amplio y áspero, aparte de indiscutible moralmente, que en síntesis podemos llamar 'correction = good thing':
— «... bring housing prices more in line with the housing-market fundamentals. And that’s a good thing»; la corrección valorativa inmobiliaria «¡es una buena cosa!», juicio moral categórico que vincula a todos
— «... it will take a while for home prices and rents to cool more significantly», es decir, no basta con cualquier corrección; tiene que ser 'significativa'
— el objetivo de inflación (2%) se fija, atención, señores, para una fecha conocida ya: la 'deadline' 2025: «growth is set to stabilise just shy of 2 per cent in 2024 and 2025, when officials finally expect core inflation to move closer to the Fed’s 2 per cent target range»
— para finales de 2023 prevén que los tipos suban ligeramente, hasta el 4,6 %, para después bajar al 3,9% en 2024 y llegar al 2,9 % en 2025, lo que quiere decir que tenemos que intentar visualizar un escenario de tipos reales ligeramente positivos (2,9% menos 2% = 0,9%), aunque todos sabemos que, en cuanto se dé la recesión, cesará la pasteurización y volverá la deflación nominal, por lo que podría haber tipos reales negativos otra vez; en realidad, al decirnos que pensemos en que los tipos reales se proyectan como positivos lo que se nos quiere decir es que nos olvidemos de la una 'rerreburbuja' —resucitación al mismo mundo de mierda y no resurrección a una nueva vida—
— el desempleo, actualmente, en 3,7% aumentará en 2023 y 2024, para controlarse ligeramente por encima del 4% en 2025, lo que equivale a decir: «fíjate si estoy interesado en acabar con la sobrevaloración inmobiliaria, que no me importa este empleo».
Se dice que una interpretación es auténtica cuando el exégeta es el propio autor del texto a desentrañar. He aquí la interpretación auténtica del nuevo objetivo de la política económica, proclamado el 15 de junio, ese ya famoso 'reset' inmobiliario, ahora categorizado como 'correction = good thing' valorativa:
La Guerra de Ucrania es la única mierda que el Mierdismo tardopopularcapitalista no solo no bendice sino que detesta porque es la primera mierda que no solo no ayuda a su adorada sobrevaloración inmobiliaria, sino que la pone en solfa.
El modelo popularcapitalista es una guerra civil intergeneracional contra el Trabajo & Empresa a la que 'mutatis mutandi' le son aplicables las teorías de Clausewitz, para quien «la guerra es la continuación por otros medios de la política»; nosotros nos atrevemos a añadir que hoy «la guerra es la continuación por otros medios de la política... económica».
Qué oportuna está siendo la Guerra de Ucrania en la creación del ambiente propicio para que las mayorías naturales popularcapitalistas negocien y acepten su inmolación. No nos cabe la menor duda de que Rusia ha considerado este momento de transición estructural idóneo para sus objetivos en Crimea y el sudeste de Ucrania. Lo mismo podemos decir de la República Popular China respecto de sus propios objetivos y en relación con su hipotética burbuja inmobiliaria: una economía en la que el suelo es propiedad del Estado y se construye exactamente lo que este decide.
La vivienda va a bajar de precio a más de la mitad del actual, va a ser relativamente rápido y las autoridades financiero-monetarias dicen que están ahí para que así sea. Allí donde las autoridades fiscales contradigan a las monetarias, se sufrirá más.
Ha cundido el pánico, señores. Nosotros sabemos que está pasando. No es nada malo. «It's a good thing».