elarquitecto Para mí lo peor de este asunto es que se haga en modo negociación. Poner (o no) las tres nuevas lenguas en el Parlamento es algo que debería hacerse sin mayor ruido. Se habilitan un día a primero de mes, y punto. El problema es que se den largas durante años, se dice que es un coñazo, se convierte en una reivindicación y un arma, tanto para defensores como para opositores, y ahora algo que debería ser totalmente irrelevante se convierte en asunto de estado.
¿Por qué todo tiene que ser arma política? ¿Por qué no puede hacerse nada simplemente porque sea razonable, o porque beneficie a alguien sin perjudicar a otros?
Y un problema que le veo a tu razonamiento es que si damos por bueno «el Bable es una lengua inventada», yo puedo ir al parlamento hablando Bable. Si no lo entiendes siendo castellano-hablante es tu problema, ya que el Bable no sería una lengua sino un variedad dialectal, y no existe ningún motivo para necesitar traductores o que se impida hablarlo. Sería como impedirle a un andaluz o a un murciano hablar con su acento. Ojo, no digo de llegar al Parlamento diciendo «pisha» o «acho pijo», pero si un vasco suelta un condicional vasco o dice «dejao» en vez de «dejado», o si un gallego o un catalán utilizan una «o» abierta donde toca cerrada, no creo que haya que romperse la camisa.
Hasta no hace mucho, a los presentadores de la tele se les exigía extirpar cualquier acento que pudiesen tener, para que hablasen un castellano purificado y sintético, y es algo que si no eres bilingüe cuesta mucho comprender el esfuerzo que significa para un catalán/gallego/vasco pensar en un idioma y tener no solo que traducir sino que esterilizar el acento al vuelo. Como explicaba Sofía Vergara: