[LLevar individualmente a los caseros a los Tribunales es contraproducente. Los jueces y magistrados también son individuos. Casi todos son caseros o procaseros. No solo son pisitófilas sus señorías. También lo son la totalidad de los funcionarios que les rodean, salvo los recién ingresados que están aún por encontrar sus plazas para toda la vida.
La solución es descojonarse de los rentistas como lo debieran hacer los buenos capitalistas.
Hay que evidenciar que lo suyo es contrario al capital. Y no solo se trata de que la sobrevaloración de la vivienda la tienen que financiar los empresarios vía salarios.
La solución es que cale el Enfoque de la Renta, sí, pero haciendo ver que la superestructura ideológica importa.
Por eso, en esta fase final, estamos tan regocijados. Estamos viendo que, por fin, el sindicalismo antiinmobiliario utiliza el único concepto rompedor de verdad: «rentismo».
Dicen «rentismo improductivo». No dice aproductivo, concepto que hemos visto aquí hace años que es inexpugnable. No importa. Improductivo funciona. ¡Que ese sepa que se trata de parásitos!
Pero no solo son parásitos económicos.
El siguiente paso es evidenciar que lo que parasitan no son solo las rentas salariales, sino las rentas empresariales vía salarios propios y de los proveedores, y que esta extracción de Renta lleva aparejada una carga ideológica corrosiva para el sistema capitalista.
En el capitalismo siempre ha habido rentismo. Pero el rentismo popularizado y abusivo destruye el capital y, con él, el sistema.
Estamos en una lucha moral, aunque no es revolucionaria. Lo revolucionario sería intensificar la extracción aproductiva y que se fuera todo a tomar viento fresco, con las masas lampando por las calles —ya se ve, ¡ojo!— y las fantasmagóricas clases medias privadas de buena parte de sus bienes o servicios de consumo, sencillamente, porque no se producen. ¡Que trabaje o emprenda su puta madre!
El Trabajo & Empresa está secuestrado por un parásito, sí, pero lo importante es que este parásito es anticapitalista, antisistema.
Es la racionalidad intrasistema la que debe acabar con el ladrillo. La clase obrera, no.
Además, estamos viendo en la guerra de Ucrania, los BRICS , etc. que el adversario de Occidente y la UE está encantado de la vida con que se consoliden las sobrevaloraciones popularcapitalistas. La última, la emisión bélica de activos financieros denominados en dólares por el Estado chino en Arabia Saudí, el país de los petrodólares.
En esta línea, la destrucción del orden establecido que está haciendo la nueva derecha heterodoxa, tanto en el frente político, como en el sociológico, trae causa del resentimiento contra el capital porque le quita el 'scalextric' y la muñeca chochona, los juegos de dinero-sin-trabajar. ¡Pero esta destrucción es un regalo que está recibiendo el movimiento obrero revolucionario! ¿Para qué queremos partido bolchevique si tenemos a la nueva derecha heterodoxa?
La pisitofilia creditofágica está desguazando los mecanismos de estabilización del sistema, no solo el bienestarismo, también la tradición y el equilibrio de poderes.
El 'lawfare', el «quien pueda hacer que la haga» —cómo me gusta meter ese la—, etc. no salen gratis. La nueva derecha heterodoxa cree que su 'rrebolhusiont' cultural es contra el 'wokismo'. Pero ella es 'wokista' de segundo grado en su reinterpretación antisistema de la libertad y la propiedad, respectivamente, como libertad negativa y como propiedad de determinandos productos, no de los medios de producción, es decir, de las empresas, donde se organiza el Trabajo, que es la última fuente de valor. En realidad, la nueva derecha heterodoxa está desguazando los aspectos principales de la Überbau. Solo están contra lo secundario. La peor ideología de género es la del género idiota.
El sistema no puede consentir que su parásito llegue tan lejos: no solo le desacumula el capital y se lo llena de agujeros —activos ficticios—, sino que lo desarma y desestabiliza abocándolo a su desaparición.
La forma efectiva de combatir el ladrillo es mirándole a los ojos al verdadero capital.]